24 abril 2015

¿SE FIJÓ VD...?

Composición del autor.
Recuerdo que hace unos cuántos años, mi hermano Luis estuvo de profesor de Física Nuclear en la Universidad de Quito (Ecuador). Le costó algún tiempo acostumbrarse a la altura de esta ciudad (2.800 m. sobre el nivel del mar), e incluso tomó o masticó coca para evitar el mal de altura.
Me contaba, que una de las cosas que más llamó su atención fué el no ver moverse a los ciudadanos con paraguas, como si fuera un accesorio fuera de uso, es decir, 'descatalogado'. ¿Motivo? Todo el mundo usa prendas aptas para la lluvia y además, cuando se produce este fenómeno, suele ser de corta duración; la gente pasea deprisa o se refugia en algún portal y luego, cuando cesa la lluvia vuelve a caminar sin más temor a mojarse. El sol vuelve a lucir con toda su intensidad y entonces la ropa se seca enseguida y se quedan tan fresquitos para seguir paseando.
Curioso, ¿verdad?
 

19 abril 2015

EL BATURRO SIBARITA

Composición del autor
Quiero enseñaros cómo se lo monta "El Baturro" cuando quiere ver un partido de fútbol o de pelota vasca. Su afición va más hacia la pelota, prácticamente se conoce perfectamente los nombres de los pelotaris que forman la 'elite' de este deporte, aunque haya asistido pocas veces en directo a tales eventos; es un deporte caro para la economía del aragonés.
Lo primero que hace es prepararse un buen bocadillo, no vacío, claro, sino bien rellenito de jamón u otro producto apetitoso; lo acompaña con una cerveza con limón de bajo índice de alcohol y termina con unas aceitunas desgüesadas o unas almendricas tostadas sin sal. ¡Buen menú!, que cantaba aquel grupo allá por los años 1970.
Todo parece que va bien y sigue la retransmisión con gran interés, hasta el punto de dar algún saltito o aplaudir cuando se produce una buena jugada, pero... ¡ay de mí!, las noches que pasa en duerme-vela, porque su cabecita (más bien cabezón) no descansa pensando en alguna tarea futura a emprender, pasa su factura e inclina esta parte del cuerpo hacia adelante; sus ojos no pueden con sus párpados; la mente se pone en la posición de 'stamby' y su estado pasa a ser: de proecupado... a feliz... Ya no se acuerda ni del bocadillo, ni de la cervecita y mucho menos del complemento tan agradable que son las almedras.
¿Cuánto dura esta felicidad y este completo relax? pues lo que dura el partido, exactamente lo que dura el partido o hasta que lo despierta algún familiar que le quiere preguntar algo sobre un jeroglífico (especialidad del baturro) que lo ve difícil y no sabe cómo resolverlo. ¡¡¡Menuda faena!!!
Espero y deseo que no os pase a vosotros lo mismo y disfrutéis a tope del bocadillo, de la cerveza, de las almendras... ¡ah!... y del partido.
 ¡Un abrazo!
 

09 abril 2015

ANÉCDOTA ECLESIAL


Asistía yo a misa de las 13 horas en una iglesia de Pamplona, a donde suele ir poca gente los días de labor. Era el lunes 31 de marzo, fiesta previa ya a la Semana Santa.
Pues bien, la celebración se desarrolló normalmente, como es natural cuando asiste personal con devoción. 
Cuando el sacerdote celebrante estaba ya a punto de rezar la última oración y dar paso a impartir la bendición, se acercó una señora al altar, apagó las velas y se volvió a su sitio. El presbítero no se percató; el resto de los presentes tampoco, excepto "El Baturro" que está siempre pendiente de todo.
Ahí quedó la cosa y solamente al abandonar el templo, hice yo alguna reflexión con mis compañeros de todos los días. ¡Olvidado! Pero !hete aquí¡, que al día siguiente al entrar en la iglesia estaba esperándome la citada señora toda compungida y llorosa.
Preguntada a ver qué le pasaba, me contó que el día anterior, preocupada ella por tener dos hijos que viajaban con frecuencia a EE.UU. no hacía nada más que darle vueltas a la cabeza recordando el horrible accidente ocurrido, hacía apenas unas fechas en los Alpes y en el cual fallecieron 150 personas. Sin saber cómo ni por qué se levantó, apagó las velas y se sentó en su sitio. ¿Tuve algún momento de locura? ¿Perdí la noción del tiempo? No ha podido dormir esta noche pasada dándole vueltas a mi acción incontrolada. Les pido perdón a los presentes ese día. Luego me preguntó si podía ver al sacerdote que había celebrado y ante el cual quería disculparse y entregarle un bolsa con magdalenas hechas por ella. Entró en la sacristía y saludó al Padre, lloró de angustia y, con motivo de ese encuentro se retrasó la celebración más de cinco minutos.
A la salida del templo le volví a saludar y le recomendé que se olvidara totalmente de lo acaecido. Lo aceptó de buen grado. Ahora espero al próximo sábado (que es cuando asiste) a ver si la veo más tranquila.
¡Una anécdota más en mi vida diaria!