18 agosto 2007

FIESTAS EN LA VALDORBA

Dibujo realizado por El baturro 2. Color, El baturro.

Me lo contaba ayer un buen amigo mío, sólo 15 años mayor que yo, durante nuestra tertulia diaria antes de ir a hacer nuestras 'tareas domésticas' y mientras nos tomamos un vinito.

Ahí va:

Todos sabéis, y si no os lo digo yo, que durante las fiestas patronales de las villas era costumbre invitar a un predicador de 'fama' para predicar (desde el púlpito, por supuesto) sobre la vida del patrón del pueblo cuando se celebraba la fiesta religiosa. Pues bien, en un pueblo de La Valdorba, junto a Pamplona, se celebraban las fiestas en honor de San Roque e invitaron a un sacerdote para que platicara sobre el Santo Patrón. Conviene saber que los 'honorarios' por el sermón pronunciado se le abonaban en razón de las veces que nombraba al patrono sobre el que versaba el elogio.
De llevar la 'cuenta' se encargaba el sacristán de la Parroquia, un chico muy espabilado y que se sabía perfectamente, en latín, todas las respuestas a contestar durante la celebración de los actos litúrgicos.
Llegado el momento de iniciar el panegírico sobre San Roque, el acólito se sentó en las escaleras de acceso al púlpito con su hojita de papel y lapicero, con el fin de anotar las veces que el predicador pronunciaba las palabras SAN ROQUE a fin de poder liquidar la cuenta.
Todo iba bien, el pater mencionaba a San Roque (Siglo XIII) pregonando sus virtudes sobre su donación a los pobres de todos sus bienes... sobre su peregrinación a Roma para curar a los apestados..., lo volvía a mencionar cuando explicaba que era uno de los primeros mártires de la Iglesia..., insistía una y otra vez con una alabanza sobre sus sufrimientos en la cárcel hasta que murió y cuánto se le rezaba como abogado de la peste.
El sacristán iba dibujando un palote cada vez que oía nombrar a San Roque y así transcurría el tiempo. Palote, palote, palote, palote, palote cruzado cada cinco veces, etc...
Como al predicador no le venía a la cabeza ninguna apología más sobre el santo dijo por fin:

"Fijaros si se le quería a San Roque, que hasta las ranas cantaban: Rooque, rooque, rooque..."

De repente se oyó la voz del 'anotador' que gritó:

"¡¡¡Basta ya, mosén, que no tengo más papel!!!"

El que lo vivió y narró por doquier era un tal Manolo, conocido por sus chascarrillos en toda la comarca.

Nos leemos otro día, ¿eh?..........................Adiós

P.D.-Cuando la perdiz canta en el soto, hace frío, hace calor, un tiempo... u otro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que no tenía ni idea de lo que se hacía en esas fiestas patronales y he aprendido algo nuevo y por supuesto me he reído con otra de tus divertidas, entretenidas e interesantes historietas. Un saludín.

El baturro dijo...

Ya veo que sigues fiel a mi blog. ¡Gracias! Por lo menos sé que alguien lo ve y... ¡hasta lo lee! ¡Qué bien!
Hace unos años no era costumbre de hacer homilías en la misa, ni siquiera la de los domingos y por eso, cuando se celebraba la fiesta grande se invitaba a un buen predicador. Recuerdos míos de la infancia me hacen traer a la memoria la misa de 12 en Santa Engracia de Zaragoza. Siempre llevaban a un jesuíta de fama y la verdad, es que iba mucha más gente por lo atractiva que era la celebración de la misa. No olvidar que antes eran "en latín y... de culo".
Un saludico.

El que ya conoces dijo...

Sí. Soy yo.

Pensabas que no iba a escribir más, eh?

Je, je... es que estoy en Zarauz Fernando, y aquí es como si estuviese en el cielo... sabéis que estoy aquí, pero no podéis contactar conmigo.

Por eso cuando hablo con alguien, todo el mundo dice... "Aibah! Ñecu: una aparición!"

Jejejejjejeje...

Brazos!