Cuando yo estaba realizando los estudios superiores, alias 'carrera', recibimos una herencia de todos nuestros antepasados en la enseñanza, que eran los 'motes' de los catedráticos. Todos ellos tenían una explicación, debido a alguna característica peculiar suya.
Ya sé que esto ocurre en todos los Centros Escolares, pero no por ello deja de ser curioso.
Os relaciono alguno de los que me acuerdo:
El Perragorda: Porque no tenía nada más que cara y 'culo'. Debo aclarar, según me comunica un amable anónimo, que en las perra-gordas o monedas de 10 céntimos, los lados de las monedas son, como en todas: cara y cruz o cara y 'culo'. El citado 'profe' tenía, también, una Gran Cara y un Gran Trasero.
El Bubi: Era rubio y... malo. (La marca Bubi de tabaco que se vendía entonces era así)
El Carbonilla: Por la barba tan espesa que tenía.
El Catafalco: Lo fusilaron durante la guerra civil española y no murió.
El Persianas: Estaba pestañeando repetidas veces por segundo.
El Tarugo: Buen profesor pero con la cabeza exacta a un taco de madera de forma cúbica.
El Cara Teta: La misma palabra lo dice todo.
El Sapo: Era bajito y rechoncho. Tiene gracia porque cuando se enteró del mote se llevó un gran disgusto. ¿Por qué? El pensaba que le llamábamos El Napo, por su parecido físico con El Emperador Napoleón, pero nosotros los alumnos le pusimos El Sapo, más acorde con su personalidad.
El Longines: Por su puntualidad en entrar en clase. No se pasaba 1 sólo segundo.
Podría citar alguno más, pero casi no recuerdo a todos.
Nos leemos otro día..................Adióóósss...
P.D.-- Los muy inteligentes discuten sobre ideas con unos pocos.
- Los medianamente inteligentes discuten sobre acontecimientos con bastantes.
- Los poco inteligentes discuten de todo con todo el mundo.
¿Os gustan las fotografías colocadas en el margen derecho?........ SI..........NO
2 comentarios:
En relación con el primer mote hay que aclarar que a las monedas se las llamaba "perras" y en vez de cara y cruz, se decía "cara y culo"
y el citado profesor tenía GRAN CARA y GRAN TRASERO.
No quiero ni pensar los motes que me habrán puesto mis alumnos a lo largo de mis años de profe. Mejor no saberlo. La Peralina
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