Fotografía tomada por el autor. El día 26 del pasado mes empezaron a colocar, en el edificio en el que vivo, los andamios con el fin de facilitar posteriormente las obras de restauración de la cubierta, o sea, el tejado de los inmuebles de Yanguas y Miranda números 23 y 25 de Pamplona.
La cosa hacía falta, pues la casa fué construída allá por los años 1970 y poco pico. Las tejas, con eso de los inventos de la TV, antenas parabólicas, frecuencia modulada y demás aparatitos 'molestos' sufrían los pisotones (bien digo, pi so to nes) de los antenistas profesionales que produjeron numerosas roturas en las mismas. Total, que siempre hemos gozado de la frescura que da tener un surtidor de agua de lluvia, en sentido inverso, claro, dentro del salón o el dormitorio de los octavos pisos, con el consiguiente "cabreo" de los usuarios. Cierto es que se reparaban las goteras con relativa rapidez, pero siempre quedaba la huella del chandrío.
Y llegó la hora en que, los queridos inquilinos, nos pusimos de acuerdo para acometer con toda seriedad la reparación de todo el "cubreaguas".
Coloco arriba la fotografía del andamiaje preparado al efecto para atacar con toda comodidad las obras, pero, ¡qué ha pasado!. A los usuarios nos han "encarcelado" con tantos tubos y parrillas para caminar. Bien es verdad que la sensación de estar recluídos no es tan trágica y, dentro de lo agobiante podemos respirar bien y las celdas que ocupamos son acogedoras.
No he comentado los ruidos producidos -golpes, arrastre de piezas metálicas y demás sonidos poco acompasados, como de aprendiz de 'batería'- porque no tenemos nada que objetar, puesto que eran dentro de su horario laboral. Hay que agradecerles la puntualidad observada tanto para comenzar la tarea, 08:00 horas a.m., como para abandorala, las 04:00 p.m.
Felizmente ya han terminado el montaje complicado y ahora sólo nos queda que el día 13 inicien las obras de verdad. ¿Nos tendremos que acostumbrar a nuevos sonidos? Esperemos que los decibelios producidos sean benignos y nos permita tener, al menos, una conversación familiar durante los desayunos y las comidas.
Quedáis invitados a los conciertos diarios que se pueden escuchar durante la jornada laboral.
Nos leemos otro día....................................¡Hasta pronto!