17 marzo 2015

TIERNA ESCENA




La vida diaria tiene momentos felices, agradables, jocosos, dolorosos y desagradables. Por cierto, un caso de la última palabra citada antes -desagradable- fue cuando una tarde, ya al atardecer, bajaba la basura para depositarla en el contenedor y me crucé con una pareja de jóvenes de no más de 19 o 20 años que iban 'cogiditos de la mano', yo creo que serían eso que ahora, muy finamente, le llaman gays -antes había una palabra un poco malsonante pero eficaz, termina en ...ones-. Me dió una pena que todavía me dura la impresión.
Vamos al meollo de la cuestión que me trae aquí. Estábamos en la celebración de la Santa Misa en la iglesia de un convento de los Paúles, todo transcurría normalmente hasta que llegó la hora de la homilía post-evangelio y el celebrante comenzó su disertación. Pocos segundos después de empezar apareció un mocete de no más de 3 'calendarios' y, carente totalmente de respetos humanos o vergüenza, se subió con toda celeridad hasta el presbiterio, una vez allí, se colocó junto al ambón y se estuvo quietico hasta terminar el 'sermón'. La madre intentó cogerlo antes de llegar a las escaleras de acceso pero el sacerdote le hizo una seña de que lo dejara subir y así fue.
Cuando dió fin la homilía el Padre le dió un toquecito en la espalda y el niño abandonó tan rápidamente como subió el presbiterio abrazándose a su mamita.
Hubo un momento festivo y el público asistente estallamos en una sonrisa cuasi carcajada. ¿Por qué no hacerlo ante un hecho tan aleccionador como subir para estar más cerca de 'la palabra'.
No terminó la cosa así. El presidente de la celebración, un poco impresionado por lo acaecido, en lugar de iniciar el Credo, comenzó a rezar el acto de contricción -Yo pecador...- Cuando se dió cuenta manifestó que se había despistado y rezó un Credo cortito.
Salimos de la iglesia comentando lo ocurrido y alegres por haber presenciado ese detalle del mocete tan devoto.
Buenos días a todos los mirones y lectores del blog.

2 comentarios:

Pi dijo...

Bendita inocencia la de los niños, ¡qué pena que dure tan poco!

SUSO dijo...

Encantador lo sucedido con el pequeñajo, de verdad que me gustado haber estado presente ante tal acto. Muy gracioso y aleccionador.