17 octubre 2009

PUEBLOS DE ANTAÑO

Cadieras aragonesas a derecha e izquierda del fogón.

Los que habéis viajado por el Pirineo, tanto navarro, aragonés o catalán, conocéis bien cómo eran las casas de entonces. Hablo de los años anteriores a 1.960, más o menos.

Estas casas eran también iguales en el resto de Aragón: Albarracín (precioso por cierto aun hoy en día), Daroca, Alcañiz, Uncastillo, Sos de Rey Católico.

Sucintamente os lo explico porque a mí siempre me ha impresionado la paz que en ellas se respiraba, sobre todo en la cocina, que era lo más particular. Las piezas o habitaciones giraban alrededor del zaguán. En la planta baja estaban la cocina, el comedor de respeto y la cuadra; en el piso intermedio la 'sala' y los dormitorios y en el piso superior los graneros, almacenes y trasteros. La cocina era la habitación principal donde se hacía la vida diaria de los días laborables durante el 50 por ciento del tiempo permanecido en la vivienda. Un tercio ( 8 horas mínimo) las pasaba el hombre en el campo cumpliendo con sus faenas agrícolas.

No es de extrañar pues que esta 'sala' fuera la habitación principal de la casa y donde se reunía toda la familia al volver del 'monte' y prestos ya a cenar. Finalizada la ingestión de alimentos (qué cursi es este El baturro) se procedía a charlar sobre las incidencias del día, los hijos, el propio ganado de labranza, el tiempo atmosférico, el cielo con sus nubes que parecen corderitos, síntoma de lluvia, etc...

Disponía la tan mencionada cocina de un fogón sobre el cual estaba el fuego, las parrillas sobre él, el calderete (casi pieza única para los guisos) o los pucheros de entonces y se repartían a su alrededor o debajo de la cadiera* las herramientas para atizar la lumbre tales como soplillo, fuelle, badiles y tenazas.

Las comidas eran de los más variadas: Bacalao al ajo arriero, Bisaltos a la casera (¡qué ricos!), casi sólo conocidos en Aragón o Boliches de Embún (Huesca) cocidos con bien de chorizo, cebolla, zanahoria, morro de cerdo, ajos y otros ingredientes que son como 'pastillas de colesterol'.

En uno de mis muchos viajes por esas tierras, por motivos profesionales, siempre recuerdo la tertulia que se organizaba sentados los contertulios bien en la cadiera* o en banquetas fuertes de madera, y todos estábamos alrededor del calibo*. Allí se hablaba de casi todo: fútbol, política en voz muy bajita, el tiempo, las cosechas y demás temas un poco banales, pero que junto con las aceitunas negras caseras bien arrugadas, vino tinto espesico y pan de hogaza hacían la conversación larga y el tiempo corto, es decir, que se estaba muy a gusto hasta bien entrada la tarde/noche. Digo la tarde/noche porque por esas tierras se madrugada mucho y la gente se acostaba pronto.

Una cosa curiosa aprendí: Los bueyes para labrar se emparejan con el yugo tras las cuernas (término torero, los labradores le llamaban cuernos), pues bien, los bueyes se acostumbraban a ir siempre al mismo lado, de ahí que en los mercados de ganado se ofertaran 'bueyes de izquierda' o 'bueyes de derecha'. Curioso, ¿verdad?
En fin, no sé cómo terminar mis pequeñitas vivencias que perduran en mi memoria, pero sí quiero recomendaros que visitéis estos pueblos que, aunque con TV, TDT, DVD y otros aparatos modernos podréis disfrutar participando en la conversación con sus moradores.

* Cadiera: Banco de madera con respaldo alto, en el centro suela tener una tabla que, bajándola se transforma en mesa y sirva para realizar las comidas dos personas.
* Calibo: Rescoldo del fuego en el fogón.

Nos leemos otro día....................¡¡¡¡Hasta pronto!!!

1 comentario:

SUSO dijo...

Muy entretenido y curioso el relato sobre los pueblos de antaño. Se nota que lo has escrito muy rápido y con ganas de comer, por hablar de la cocina, pues te has comido muchas letras aunque se lea como si estuvieran bien. Sigue con estos temas. Un abrazo, Baturrico.