04 octubre 2015

ANÉCDOTAS CONCIERTO

Cémbalo o Címbalo
Ayer llovió en Pamplona y El Baturro, que no llevó paraguas, se caló hasta la camiseta. Bueno, la cosa no estuvo mal, se regó mi cerebro seco desde hace unos días y empezó a funcionar de nuevo.
Asistí, como abonado desde hace 24 años a la O.S.N. (Orquesta Sinfónica de Navarra), al concierto de ciclo. Esta vez correspondía intervenir a una excepcional intérprete de Címbalo. El címbalo es un intrumento de cuerda-percusión que se toca con unos macillos delicados, la cabeza la tienen en forma de cucharilla y con ella se golpea en las cuerdas metálicas dobles como en la bandurria, para que suenen. Hay momentos en los que se puede tañer las cuerdas con las uñas y su sonido es más diáfano pero más corto de sonido.
La ejecutante era una señora de unos 30 años, bielorusa, estaba muy sonriente y además, embarazada de unos 6 o 7 meses. Su nombre Veranika Pradzed.
EL título de la obra interpretada fué Belarusian concerto de M. Bronner (1952), una obra muy complicada que exige un gran virtuosismo por parte de la ejecutante.
Pues bien, todo iba perfectamente hasta que llegó un pasaje muy rápido y fuerte de volumen, la intérprete estaba tan metida en su obra que se le escapó un 'macillo' que, afortunadamente no llegó a parar en la cabeza de una oyente de la primera fila, se quedó muy próximo a los pies del instrumento y Veranika se levantó a la misma velocidad de la parte ejecutada y recogió con toda precisión la herramienta continuando la audición sin ninguna pausa. Todo quedó en una mera anécdota. 
Para remate del concierto la O.S.N. comenzó la partitura de la Sinfonía nº 3 de Brahms, pero ¡hete aquí! que el director paró la ejecución y volviéndose hacia los oyentes manifestó que se detuvo por un Fallo técnico. ¡Sorpresa! ¿Cuál fué? Sencillamente la rotura de la caña del oboe solista.
Una vez repuesta, continuó la interpretación felizmente. Fué muy aplaudida la obra. 
Hasta otro ratico. 

ASOMBRO Y EXPECTATIVA

Medidor de energía de calefacción
Esta mañana, al leer la prensa local, le ha sorprendido a "El Baturro" una noticia muy 'chusca', por llamarla de una manera suave. Se trata de que, obligatoriamente, hemos de instalar todos los vecinos, de todas las comunidades que usen calefacción central, un aparatito medidor en cada uno de los radiadores de la casa de la energía que este consume de calefacción. La razón es que la calefacción no se pague "a escote" como hasta ahora sino que se haga 'justicia' pagando más el que más consuma.
El Baturro, ávido de curiosidad se ha enterado que el menionado aparatito (observarlo en la foto superior) es pequeñito, se adosa al radiador, no hace falta cableado ninguno, lleva una pila que dura unos 10 años, su precio no es caro (entre los 20 a 40 €) y no mide kilowatios sino una medida 'rara' sin adjetivo. El consumo refleja mucho o poco según la temperatura entre el radiador y la temperatura de la habitación. Si son iguales el consumo es pequeño pero si el radiador está por encima de la sala, se acelera el consumo.
¿Cómo se factura? Fácil, se lee lo indicado en cada aparatito de cada radiador, se le resta lo marcado el mes anterior y el resultado total se multiplica por un factor fijado para cada medidor (suele estar entre 0,57 a 0,58). Por último, se suman estos productos y el total se multiplica por el valor asignado a cada unidad de medida (0,17 normal). El valor sale en euros y es la cantidad a facturar al vecino. En una vivienda media suele salir por los 120 a 200 euros/mes.
La factura especifica el consumo por habitación, los productos y el precio final a abonar.
Original, ¿verdad?... Pues yo creo que en las Comunidades donde no tenemos ninguna discusión por los gastos de calefacción y que pagamos religiosamente no hacían falta semejantes cacharritos para poder controlarnos.
A este paso, El Baturro, un poco/mucho guasón ha pensado que de seguir controlándonos así vamos a llegar a que nos obliguen a comprar un garrafón graduado por habitante de cada piso para recoger los 'pises' diarios y comprobar si el líquido que regresa al mar compensa el ciclo hidráulico. Ja, ja, jaaaáá´...!
 ¡Hasta otro rato!