Cémbalo o Címbalo
Ayer llovió en Pamplona y El Baturro, que no llevó paraguas, se caló hasta la camiseta. Bueno, la cosa no estuvo mal, se regó mi cerebro seco desde hace unos días y empezó a funcionar de nuevo.
Asistí, como abonado desde hace 24 años a la O.S.N. (Orquesta Sinfónica de Navarra), al concierto de ciclo. Esta vez correspondía intervenir a una excepcional intérprete de Címbalo. El címbalo es un intrumento de cuerda-percusión que se toca con unos macillos delicados, la cabeza la tienen en forma de cucharilla y con ella se golpea en las cuerdas metálicas dobles como en la bandurria, para que suenen. Hay momentos en los que se puede tañer las cuerdas con las uñas y su sonido es más diáfano pero más corto de sonido.
La ejecutante era una señora de unos 30 años, bielorusa, estaba muy sonriente y además, embarazada de unos 6 o 7 meses. Su nombre Veranika Pradzed.
EL título de la obra interpretada fué Belarusian concerto de M. Bronner (1952), una obra muy complicada que exige un gran virtuosismo por parte de la ejecutante.
Pues bien, todo iba perfectamente hasta que llegó un pasaje muy rápido y fuerte de volumen, la intérprete estaba tan metida en su obra que se le escapó un 'macillo' que, afortunadamente no llegó a parar en la cabeza de una oyente de la primera fila, se quedó muy próximo a los pies del instrumento y Veranika se levantó a la misma velocidad de la parte ejecutada y recogió con toda precisión la herramienta continuando la audición sin ninguna pausa. Todo quedó en una mera anécdota.
Para remate del concierto la O.S.N. comenzó la partitura de la Sinfonía nº 3 de Brahms, pero ¡hete aquí! que el director paró la ejecución y volviéndose hacia los oyentes manifestó que se detuvo por un Fallo técnico. ¡Sorpresa! ¿Cuál fué? Sencillamente la rotura de la caña del oboe solista.
Una vez repuesta, continuó la interpretación felizmente. Fué muy aplaudida la obra.
EL título de la obra interpretada fué Belarusian concerto de M. Bronner (1952), una obra muy complicada que exige un gran virtuosismo por parte de la ejecutante.
Pues bien, todo iba perfectamente hasta que llegó un pasaje muy rápido y fuerte de volumen, la intérprete estaba tan metida en su obra que se le escapó un 'macillo' que, afortunadamente no llegó a parar en la cabeza de una oyente de la primera fila, se quedó muy próximo a los pies del instrumento y Veranika se levantó a la misma velocidad de la parte ejecutada y recogió con toda precisión la herramienta continuando la audición sin ninguna pausa. Todo quedó en una mera anécdota.
Para remate del concierto la O.S.N. comenzó la partitura de la Sinfonía nº 3 de Brahms, pero ¡hete aquí! que el director paró la ejecución y volviéndose hacia los oyentes manifestó que se detuvo por un Fallo técnico. ¡Sorpresa! ¿Cuál fué? Sencillamente la rotura de la caña del oboe solista.
Una vez repuesta, continuó la interpretación felizmente. Fué muy aplaudida la obra.
Hasta otro ratico.
1 comentario:
Visto lo visto en el concierto puede recordarse que hasta a los mejores interpretes artistas les ocurren imprevistos que han de solucionar sobre la marcha. El del Oboe no tubo mas remedio que parar porque además de no poder tocar tenía el handicap de que era el solista de ese instrumento y la pieza tenía varios solos.Enhorabuena a los dos interpretes que a pesar de lo sucedido dieron un concierto maravilloso.
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