SÍNTOMAS PREMONITORIOS

 Dibujo y composición del autor

Cuando yo estaba de Teniente en una Compañía del Regimiento de Zapadores nº 5, en la Plaza de Zaragoza, allá por el año 1956, el Capitán Garrido, que había hecho la 'guerra', siempre me daba algún consejo, bien relativo a cosas del servicio o a cosas a tener en cuenta en la vida social.

Recuerdo que insistía en decirme:

"Mira Fernando, cuando alguna de las chicas que te presenten te trate de 'usted', es que ya no eres tan jovencito."

Eso no se me ha olvidado nunca y en alguna ocasión se ha producido.

Ahora, que efectivamente ya no soy un jovencito (82), en numerosas ocasiones me ha ocurrido algo parecido. Por ejemplo: cuando uno sube al bus público y, nada más arrancar el autobus se levanta una señora de mediana edad para cederte el asiento, te entra una preocupación puntual de que ya aparentas más edad de la que tienes. ¡Qué fastidio!. Jamás he accedido a esa petición porque siempre contesto con un:

 "Gracias, muy amable, pero todavía soy joven, no se moleste, por favor."

 No queda buen regusto en nuestro interior a pesar de sentirnos jóvenes y con mucha actividad cerebral a tope. ¡Es la vida!
Una cosa parecida me pasó cuando intentaba bañarme en el mar Cantábrico y al intentar caminar hacia la parte profunda de la playa, viendo que no iba muy seguro al andar por la arena movediza en los pies, una atentísima señora se ofreció a acompañarme dándome su mano. ¡Qué vergüenza! No lo consentí y casi me doy un chapuzón sin preparación previa de toma de contacto con el agua salada.

Me parece que ninguno de mis lectores cumple es condición de edad, de lo cual me alegro mucho.

Hasta otra bitácora, página, o post, que se dice ahora a las

 publicaciones cortas en Internet.