21 octubre 2017

DESPISTE DE VIEJITO

Composición del autor.
Por fin ha llegado la lluvia a Pamplona, bendita sea. A ver si se animan los árboles callejeros y alegran sus pocas hojas ya, no olvidemos que estamos en pleno otoño.
Quería narraros lo que me ocurrió esta mañana al volver de la compra diaria.
Suelo salir, siempre que veo el cielo un poco nublado, con el paraguas, normal aquí en esta ciudad. Lo pongo encajado el mango sobre la base del tubo curvado del cual se lleva el carro y así va muy bien sin molestar nada. Pues bien, cuando iba caminando hacia mi hogar después de recorrer unos 200 metros, de repente palpo en la parte superior del carrillo y no encuentro el mango del paraguas, ¿qué ha pasado?, seguramente me lo habré dejado en el último comercio visitado así que doy media vuelta camino de la pescadería. Llevaba recorridos unos 30 metros cuando ¡de repente! me doy cuenta que lo llevaba abierto y sujeto con la mano izquierda cubriéndome perfectamente mi gran cabecita. Véase la fotografía 'up supra'.
¡Qué bruto soy o es que me volviendo viejito y aumentan los despistes! ¡Pero hasta ese punto...!
En fin, no le doy más importancia y regreso felizmente a mi domicilio silbando una canción marcha para acelerar el paso.

1 comentario:

SUSO dijo...

No hago ninguna crítica al despiste pues a mí me ha pasado mas de una vez algo parecido a ese despiste y no hace mucho. Uso gafas para leer pero algunas veces me las pongo en la calle un poco bajas por delante para con mover los ojos un poco y ver, aun llevadolas las gafas de cerca lo que se encuentra lejos. Pues bien. He llegado a casa y me he vuelto loco buscando las dichosas gafitas por toda la casa recorréndola ochocientas veces hasta que de repente ¡OH! Me he dado cuenta que las llevaba puestas. He preferido en esos casos reirme antes de llamarme algo merecido y malsonante. JA,JA,JA