21 diciembre 2006

DESPISTE FESTIVO


En un curso de la universidad, donde yo estudié, teníamos un catedrático / profesor que siempre iba un poco desaliñado, quizás por lo difícil que era en esa época (hablo de 1950) vestir bien, incluso vestir decentemente.

La primera clase la teníamos muy pronto, a las 8,30 horas. En invierno íbamos con las estrellas todavía iluminando el cielo. ¡Qué bonito!

Un buen día notamos que el catedrático estaba un poco inquieto, o molesto por algo que le hacía no estar cómodo consigo mismo. Al cabo de unos 15 ó 20 minutos, el mencionado ‘maestro’ no pudo aguantar más y se metió un poco las manos por entre el cuello de la camisa y su cuello. Después de un ratico, le vimos cómo extraía con dificultad… ¡¡¡una media de señora!!!

¿Qué había pasado? Nosotros podíamos pensar mal y entonces él, con cara de circunstancias nos dio la explicación convincente:

Es que yo madrugo mucho y a mi esposa no le gusta que dé la luz de la habitación.

No recuerdo cómo terminó aquello, pero creo que todos, incluido el educador, nos echamos a reír. Y así quedó todo, al parecer olvidado, pero no es así. Siempre que nos reunimos para celebrar algún acto como exalumnos, nos viene a la memoria esta curiosa anécdota.

Moraleja: Antes de vestirse, comprueben donde están las prendas ‘delicadas’ de la ‘mujer’.

¡¡¡Chao…!!!

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues menos mal que fue un media en cuello, que si llega a ser otra un poco más íntima ...

Anónimo dijo...

Lo mismo es que era San Fermín, ya se sabe: " A Pamplona hemos de ir, con una media, con una media...

Anónimo dijo...

que bonito, digo, lo de las estrellas...