21 febrero 2008

RECUERDOS DE NIÑEZ


Recuerdo con verdadero terror las cosas que hacíamos de pequeños mi hermano gemelo y yo a la salida del colegio, en tiempos pasados, cuando el día alargaba mucho y anochecía tarde. Una de las que más rememoro con los compañeros de colegio, cuando hemos tenido ocasión de estar juntos es esta:
En la plaza de Zaragoza, donde estudié desde los 5 años hasta los 16, el río Huerva atravesaba parte de la ciudad y sólo estaba bajo la calzada en un tramo de 1 km, aproximadamente, que comprendía desde el inicio del Paseo Fernando el Católico hasta el final de la antigua calle de Marina Moreno (hoy creo que se llama Paseo de la Constitución). Un buen día, antes de ir a casa buscamos algo de emoción, y mira por dónde, nada más pensarlo vimos la entrada de una alcantarilla un poco maloliente. ¿A qué sitio conducirá esta boca? Ni corto ni perezoso, nos introdujimos por ella. Bajamos poco a poco unos 5 metros por unas escalerillas, que estaban hechas de unos hierros doblados encarcelados en la pared, y aparecimos al inicio de un túnel de alrededor de 80 cm de altura de bóveda..
¡Esto sí que era emocionante! ¿Hacia qué lugar nos llevará? ¡Vamos a explorar!!!
Iniciamos nuestra aventura gateando, uno tras el otro, en la casi, casi oscuridad absoluta, y al cabo de unos 20 ó 30 metros -nos parecieron más de 200- llegamos al cauce del río.
¡¡¡Qué espectáculo!!! El agua transcurría lentamente buscando una salida al aire libre, a cielo abierto para oxigenarse bien. Pero no todo era tan poético; de sus aguas bebían cantidad de ratas de cloaca peludas que se alimentaban a placer.
No sigo para no provocar alguna reacción desagradable en mis asiduos lectores; pero para nosotros aquello era un espectáculo casi dantesco.
¿Qué hacer? Pues ingenuamente nos entretuvimos en perseguirlas con una vara y... al menos, asustarlas un poco. Seguramente nos hicieron caso porque ignoraban qué especie de 'bicho' les estaban achuchando y corrían de un lado para otro.
¿Disfrutábamos?
Yo creo que sí. Pero como el tiempo ya pasaba y teníamos que rendir cuentas de la tardanza a nuestros 'papito' y 'mamita', salimos por el mismo sitio por donde habíamos alcanzado este lugar de embrujo.
Quizás os preguntéis cómo llegamos a casita. La cosa estaba clara. Hechos unos 'zorros' de porquería y con un aroma insoportable.
La penitencia impuesta por el Alto Tribunal Familiar, incluída la abuela, fué terrible. Nos obligaron a presentarnos a la lista domiciliaria 'quince minutos después de la salida oficial del colegio, durante un mes'.
¿Se cumplió? ¡¡¡Sí señor!!! La justicia familiar era severa y no permitía redenciones de pena.

Nos leemos otro día..........................Adióóósss...

P.D.- Antes vivía. Ahora tengo ordenador.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la PostData es la más apropiada para la "historia-recuerdo". Enhorabuena.

silneica dijo...

Hola Baturro ,qué historieta, yo no sé si me hubiera atrevido a entrar, soy Doña Miedos. Hace mucho que no entraba en tu blog, ni en el mío, he estado estudiando demasiado creo y entre eso y el trabajo ni tiempo he tenido, espero volver con ganas, aunque a eso tú nos ganas seguro, tu blog sigue siendo genial, sigue así. Un saludico. Silneica.

Anónimo dijo...

Ahora se nos ponen los pelos de punta de pensar que nuestros hijos hagan eso, pero nos olvidamos de que nosotros de pequeños cometimos muchas imprudencias. ¡Maravillosas imprudencias!
La Peralina

Anónimo dijo...

Espero que mis hijos tengan el mismo angel de la guarda que vosotros y nosotros, es muy eficaz.
No estoy de acuerdo con tu posdata,ahora vives y además tienes ordenador.
Un beso