Es una anécdota antigua, pero a mí siempre me ha hecho gracia por la soltura y frase genial de Clemenceau.
Siendo jefe del gobierno francés Clemenceau
recibió a un político en su despacho el mismo día de la muerte de uno de sus
ministros.
- Político: Quiero ponerme a su disposición por si cree que puedo ocupar
el puesto del ministro fallecido.
- Clemenceau: Eso no es cosa mía, pregúnteselo
a los de la funeraria.
Buenas tardes y...................................¡hasta otro ratico!
P.S.- Los maños no tienen la cabeza
dura, la tienen recia.
1 comentario:
Muy bueno.
A los prisillas y trepas les vendría bien leerlo.
Un abrazo.
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