Todavía no se me va de la mente lo vivido durante unos dos o tres años en el pueblo natal de mis progenitores, como se dice modernamente.
Ahora que tanto se habla de mascotas, es decir, animales de compañía, os quiero referir algo de los gatos.
Observaréis la puerta de una vivienda de un pueblo cualquiera español, en ella se aprecian dos cosas interesantes: La primera es que está dividida en dos partes, una superior y otra inferior. ¡Vaya tontada! diréis. Pues eso se hacía para permitir hablar con el vecino que pasaba por la calle y quería saludarnos sin entrar en nuestro domicilio. Se abría sólo la parte de arriba, que pesa menos que toda la puerta y se charlaba con el visitante exterior que sólo tenía ganas de conversar un ratico o darnos alguna noticia rápida. Segunda cosa interesante es contemplar el agujero circular que también existía en todas las puertas. Se llama "gatera" y como su propio nombre indica, tiene algo que ver con los gatos. Este orificio permitía al felino de la familia salir y entrar fuera de horas y hacer sus correrías por las calles u otros lugares donde se encontraba con sus 'amiguetes' gatos y jugar a sus juegos, en general siempre algo eróticos.
Esto no tenía nada de especial, lo desconcertante viene a continuación.
Como en los años 1950 a 1956 había pocos conejos de monte, las cuadrillas de mozos del pueblo, acostumbradas a hacer sus meriendas con un buen calderete de conejo, andaban escasos de esta primera materia y decidieron sustituir el citado animal por gato, ¡sí, g a t o! Hasta tal punto llegó el consumo de 'gatos', que los vecinos estaban muy preocupados por la falta del gato de casa. Los ratones afloraban visitando las viviendas y al final tomaron una decisión casi por unanimidad. ¿Cuál fué?. Tapar las gateras para 'encarcelar' al animal y que no fuera pasto de esos jóvenes voraces de carne fresca.
Cuando escribo esto, año 2015, sólo se narra lo anterior entre los vecinos a modo de anécdota. Ahí queda mi página.
Como en los años 1950 a 1956 había pocos conejos de monte, las cuadrillas de mozos del pueblo, acostumbradas a hacer sus meriendas con un buen calderete de conejo, andaban escasos de esta primera materia y decidieron sustituir el citado animal por gato, ¡sí, g a t o! Hasta tal punto llegó el consumo de 'gatos', que los vecinos estaban muy preocupados por la falta del gato de casa. Los ratones afloraban visitando las viviendas y al final tomaron una decisión casi por unanimidad. ¿Cuál fué?. Tapar las gateras para 'encarcelar' al animal y que no fuera pasto de esos jóvenes voraces de carne fresca.
Cuando escribo esto, año 2015, sólo se narra lo anterior entre los vecinos a modo de anécdota. Ahí queda mi página.
2 comentarios:
Pues sí. Es verdad que se daba mucho "gato por liebre" pero después de un par de noches "al sereno" la verdad es que sabía tan rico, y no se enteraba nadie. Salvo los cazadores, claro.
La falta de conejos en esos años, fué debida a 2 causas.La epidemia de Mixomatosis que atacaba a los conejos y que procedía de Australia, en el año 1950 y unos años de gran sequía que obligaba a los conejos a comer Romero, que era la única planta que subsistía lo que hacía que no se pudieran comer porque sabían tanto que parecía que te estabas comiento el Romero directamente. Un saludo
Publicar un comentario