10 diciembre 2014

JUBILADOS DE LA IGLESIA

Dibujo y composición del autor. Uso privado.
Es una pena muy grande ver a personas que en la vida han dado todo su saber, bien en clases magistrales de una Universidad; en la Misiones fuera de su País; en trabajos científicos como observatorios astronómicos o en puestos relevantes en la Casa Madre de una Congregación Religiosa, cuando llegan a una edad ya crecidita -pongamos 79 a 80 años- van perdiendo facultades físicas y lo que es peor, facultades mentales. Hay muchos casos, algunos muy conocidos de El Baturro en que se queda acongojado al ver algún compañero con el triste Alzeimer. Dicen que para evitar llegar a esta situación es bueno hacer trabajar a la cabeza (cerebro) en pasatiempos sencillos: sopas de letras; completagramas; jeroglíficos; dameros u otros divertimentos ingenuos pero de gran eficacia para la vejez. ¡Ójalá fuese siempre verdad! El Baturro lo viene practicando desde su más tierna infancia, quizás influído por sus progenitores. ¿Resistirá mi cabezota muchos años en buen estado 'sobre el tronco'?
Para que no resulte tan tétrica esta página de mis "Tonterías de humor" os cuento una anécdota que me narró un jesuita muy salado, aragonés por cierto.
"Estaban reunidos en una residencia de jesuitas mayorcicos y, por supuesto ya jubilados de sus anteriores cargos, tres de éllos.
Uno comentaba, con cierta alegría, que la jubilación le permitía escuchar Música Clásica, ya que antes era imposible sacar tiempo de sus obligaciones pastorales.
El segundo sacó a relucir que él también aprovechaba esa 'bendita' jubilación para, además de rezar con tranquilidad, poder leer libros sin ninguna prisa por terminar, es decir, recreándose en el meollo de la profunda lectura.
El tercero, que los escuchaba con una cara de atención menos expresiva de lo habitual -¿qué tendría?-, les dijo: "Yo me dedico ahora a la investigación".
Los contertulios le preguntaron a coro: "¿A la investigación? Acláralo".
Y él, con voz casi entrecortada les respondió: "Sí, a la investigación" Ahora investigo donde me he dejado la dentadura, donde he perdido las gafas, donde olvidé las llaves de La Casa, donde usé por última vez el bastón, a qué hora tengo que bajar a la Capilla, etc, etc,..."
Los dos restantes no pudieron por menos que sonreir, que es lo elegante ante un caso así.
Buenas tardes y ¡cuídense vds. mucho!. Compren alguna revista de pasatiempos o, por lo menos hagan el crucigrama de la prensa diaria antes de que lo hagan sus compañeros.

1 comentario:

SUSO dijo...

Investigación normal a estas edades.¿A quien no le ha pasado con cierta frecuencia esta circunstancia?. Hay que hacerse a ella con paciencia. Está muy lo de pos pasatiempos, así se tiene la cabeza empleada en otras cosas distintas a estar dándole a los males y quehaceres que antes hacíamos con mucha facilidad y ahora se nos resisten. Váyanse preparando los más jóvenes, que todo llega. Saludos