15 septiembre 2016

RECUERDOS DE LA NIÑEZ (Fin)

El autor a caballo. Fondo Andosilla.
Quiero terminar ya con este pequeño rollo que os he largado sobre nuestras 'distracciones' en la vida rural y aislada totalmente de la civilización en los años 1946-1947.
Los conejos que cogíamos lo hacíamos llevando el galgo del tío Félix, era un experto en meter el morrillo en la boca de los cados y cuando salía el conejo no se le escapaba a la carrera emprendida. Un verdadero espectáculo de poder a poder.
Una de nuestras faenas habituales era también la limpieza de los animales domésticos, léase perros, porque a los gatos no hay quien los lave. Se asean ellos mismo con muy poca pulcritud. Nos entretenía mucho y los animalaitos disfrutaban con el agua en plena canícula.
Para terminar recuerdo que ayudábamos a nuestra tía Pilar, una artista doméstica, a fabricar queso de cabra o de oveja, que para eso había centenares de ovejitas y unas 20 cabras. Se hacía con mucha limpieza y, después de echar el 'cuajo' y cuando ya se veía pastosa la leche se estrujaba bien en unos recipientes de mimbre. Al final de la labor se guardaban en el ático para que se fueran secando y luego... ¡a comer!
Me asombro yo mismo, valga el pleonasmo, de cómo recuerdo todas esas cositas con que nos entreteníamos allí. ¿Será que la memoria de los viejitos se aviva con los años? Pero, ¡si soy muy joven todavía!. Total 82,8 calendarios.
Adiós y agur para mis amigos vascos. Perdonar los rollos, pero algo hay que escribir para no dejar parar a las neuronas... Os lo recomiendo, escribir todos los días algo, cualquier chorradica, que después de una tonta, a lo mejor viene una muy graciosa. Todos hemos tenido experiencias curiosas en la vida...
 

2 comentarios:

Baturro 2 dijo...

Recuerdo con mucha claridad todo lo que ei Baturro ha contado estos dias sobre su vida de 2 meses en pleno monte. La verdad es que lo pasábamos muy entretenidos con esos quehaceres, pero se le ha olvidado una circunstancia muy curiosa. Todos los días sacábamos a pasear a la perdiz con sus perdiganos, sus hijitos, y nos llamaba mucho la atención que si durante el paseo vigilado pasaba por el aire un aguilucho, condor, azor o halcón, rapidísimamente tanto la madre como los perdigones abrían las alas y se tendían en el suelo boca abajo en terrenos del color más parecido al suyo de tal forma que luego, una vez pasado el peligro nos costaba un tiempo localizarlas para volver a casa.Era una superdefensa ideada por estas perdices. Genial.

El baturro dijo...

Quiero añadir, para terminar ya esta página que el 'chalet' original está ahora en plena restauración y está quedando suntuoso. Le han añadido mis primos un cobertizo adosado y es una gozada tomar la merienda bajo la teja del mismo.
Está pensada su inauguración oficial para dentro de unas pocas fechas y lo celebraremos por todo lo alto que se pueda.
Cuando este hecho suceda El Baturro os informará cumplidamente con fotografías comparativas.
Hasta entonces, un abrazo a mis lectores.