Cuando yo estaba en plena pubertad (ahora soy un jovencito de 73 añitos), recuerdo que pasamos la ‘fase’ de ser románticos y nos gustaba leer las poesías de Gustavo Adolfo –Gus, para los amigos-. No quiero que falte una que encontré, por casualidad, de Pilar Almolda Jarrito. Ahí va:
Ruiseñor, ¿dónde te fuiste?
¿Dónde huiste volando
que tu nido está vacío
y ya no escucho tu canto?
Tu recuerdo me entristece,
tu ausencia me causa llanto
y el árbol donde anidabas
de pena se está secando.
¡Vuelve otra vez a tu nido!
Vuelve cruzando los campos
que junto al árbol que muere
ansioso estaré esperando.
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